

“Porque el amor de Dios alcanza incluso a los que no tienen voz.”
— De la Mano de Dios Ministries
¿Quienes Somos?
Somos,
Instrumentos de Dios.
Humanamente, en continuo proceso de cambio.
Espiritualmente,
restaurados por la
Gracia
de Dios.
La lengua
puede traer vida o muerte;
los que hablan mucho
cosecharán las consecuencias.
Prov 18: 21 (NTV)
Él contestó: —Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.
Lucas 18:27 BNP

Cierta Noche...
En el Otoño del año 2009, no podria precisar la hora exacta...
Estabamos mi esposo y yo sentados en la sala, cuando de repente comenzamos a hablar de Dios.
Le dije, que yo deseaba poder enseñarle a la gente mas alla de lo que sus ojos leían o veían. Este deseo nació de la carga en mi corazon al ver que Dios me hablaba y me instuía, pero las personas a mi alrededor no lograban comprender lo que yo. por gracia, estaba recibiendo.
Y no se trataba de ser más inteligente ni especial que nadie. No era arrogancia ni locura.
Se trataba de revelación fresca y profunda del Espiritu Santo de Dios.
Descrubría que era Su alumna, y me estaba enseñando.
Entonces, le hice una pregunta a mi esposo:
— Iván, ¿tú has matado alguna vez?
Me respondio categoricamente:
— ¡No!
Volvi a insistir:
— ¿Nunca lo has hecho?
Me miró confundido, como si yo tuviera un problema de comprensión, y me repitió:
— No. Nunca.
Asi que le dije:
— Sabes que uno de los mandamientos de Dios dice "No mataras", ¿verdad?
— Asi es, me respodió él.
— Entonces, tú aseguras que nunca has matado a nadie...
¿Y si te dijera que no se mata solo con un arma?
Le explique que se puede matar lenta o aceleradamente con las palabras:
Con calumnias, con acusaciones falsas, con chismes que destruyen el nombre de alguien.
Con odio, con declaraciones que maldicen, con rencor, con rechazo.
Y con acciones que apagan la vida en el corazón de una persona.
Le repetí la pregunta:
— ¿Alguna vez has matado?
Le repeti re
Y esta vez, su respuesta fue el silencio.
En ese momento, sentí que lo que hablaba ya no provenia de mi.
Las palabras que fluían, no eran mias, sino del Espiritu Santo.
Ivan me miraba con dulzura, y yo, sumida en una paz que sobrepasa todo entendimiento, comprendí: estaba siendo usada por Dios.
Esa noche comenzó oficialmente mi trabajo para el Reino de los Cielos en la tierra.
Esa noche recibí el nombre de este ministerio, De la Mano de Dios, aunque aún no sabia todo lo que estaba por vivir.
Esa noche nació también en mi corazón, el libro que muy pronto saldrá a la luz.
Esa noche el Señor nos habló con tanta claridad, que cualquier duda se disipó.
Esa noche comprendimos que teníamos un llamado.
Y esa noche, le entregué mi corazón, sin reservas, a Dios mi Señor.
Con amor y fe,
Rosemarie Luna
Cofundadora – De la Mano de Dios Ministries, Inc.